Yo vivo una maternidad muy particular, a mis cuarenta, di a luz mi niño varón, para alegría del padre, la perpetuidad del apellido y frustración de mi hija de seis. Pero tengo una mujer niña que acaba de cumplir los 23 lejos del abrazo de mamá.
Necesito con urgencia un manual que explique como sobrevivir a la oscilación de la dependencia atosigadora que generan los pequeños, cuando duele tanto el desprendimiento de la mayor.
En que enciclopedia de adiestramiento materno indican las mil maneras de no ser posesiva y dejar volar? o entender que es imposible cerrar la puerta y librarse de las demandas pueriles? Precisamente estoy escribiendo con el benjamín enredado en el cuello, esperando que mi primogénita se conecte a internet.
Padezco de amnesia evidentemente, dado que yo también tuve el derecho a volar… y por cierto que volé prematuramente, mas precisamente me volaron, pero esa es otra historia.
Aún así, podrán algún día mis hijos menores entender, que no soy superdotada, no todas las noches tengo ganas de contar cuentos. Y podrá la mayor comprender y ser indulgente, porque llevarla nueve lunas dentro mío implica inexorablemente un sentimiento de posesión sobre su vida, porque fue soñada, tallada y venerada como una obra de arte, como una creación maravillosa de la que me es muy difícil desprender. Solo quiero a cambio, permanecer entre las cosas importantes de ese nuevo plan de vuelo, no solo estar para brindar la solución a los problemas domésticos. Ser útil es importante pero ser importante es mejor.
Necesito con urgencia un manual que explique como sobrevivir a la oscilación de la dependencia atosigadora que generan los pequeños, cuando duele tanto el desprendimiento de la mayor.
En que enciclopedia de adiestramiento materno indican las mil maneras de no ser posesiva y dejar volar? o entender que es imposible cerrar la puerta y librarse de las demandas pueriles? Precisamente estoy escribiendo con el benjamín enredado en el cuello, esperando que mi primogénita se conecte a internet.
Padezco de amnesia evidentemente, dado que yo también tuve el derecho a volar… y por cierto que volé prematuramente, mas precisamente me volaron, pero esa es otra historia.
Aún así, podrán algún día mis hijos menores entender, que no soy superdotada, no todas las noches tengo ganas de contar cuentos. Y podrá la mayor comprender y ser indulgente, porque llevarla nueve lunas dentro mío implica inexorablemente un sentimiento de posesión sobre su vida, porque fue soñada, tallada y venerada como una obra de arte, como una creación maravillosa de la que me es muy difícil desprender. Solo quiero a cambio, permanecer entre las cosas importantes de ese nuevo plan de vuelo, no solo estar para brindar la solución a los problemas domésticos. Ser útil es importante pero ser importante es mejor.
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